Ciudad de 142.000 habitantes, situada al sur de Catalunya y capital de la provincia homónima. Tarraco, como se llamaba cuando formaba parte del Imperio Romano, fue entonces una de las ciudades más importantes de la península ibérica, capital de varias regiones de la antigua Hispania. Conserva un gran legado de aquella época, en forma de murallas y monumentos repartidos por el centro de la ciudad, que supone uno de sus mayores atractivos.

Un bonito casco antiguo medieval, conocido por los locales como la Part Alta, repleto de iglesias, callejones con historia y plazas con encanto, y por debajo de esta, la Rambla Nova, corazón de la ciudad que desemboca en un enorme balcón con vistas al mar.

El mar, siempre presente y cercano al tratarse de una ciudad pequeñita, es otro de sus atractivos por sus playas y sus barrios marítimos y portuarios, donde sentarte en alguna de sus terrazas a tomar un vinito blanco y una mariscada, mejorará aún más tu impresión de esta ciudad (por lo menos mientras duren los efectos del vino).

El resto de la ciudad, como la mayoría, un ensanche muy urbano junto al centro, y más alejados suburbios de distintas clases sociales, en este caso muy definido, los ricos al norte y los pobres al sur, y en general bastante bien cuidados (unos más que otros, como suele pasar).

En definitiva, para mi gusto, una ciudad que vale mucho la pena visitar, con un patrimonio cultural importante, un hermoso y extenso, en proporción con el tamaño de la ciudad, casco antiguo, y el mar siempre presente sumando puntos.